Nació en Vilafranca en 1974 y ya desde pequeño quedó fascinado por los castells. Formó parte del equipo de piñas y forros en la época del Melilla, junto con David Miret, quien años más tarde le nombró jefe de piñas, forros y esposas. En todas partes donde va lleva la sonrisa que le caracteriza y la motivación, que contagia. Es un hombre de palabra y de muchas, muchísimas palabras, y quizás es por eso que las cámaras y los micrófonos de los medios de comunicación le quieren tanto. Y aunque le entusiasman los retos, si cuando tenía 17 años le hubieran dicho que acabaría siendo presidente de los Castellers de Vilafranca, lo habría puesto mucho en duda.

 

¿Cuál fue tu primer contacto con los castells?

Mi primer contacto con los castells fue cuando tenía 6 años. Mi padre fue administrador de la Fiesta Mayor de Vilafranca y pude vivir la Fiesta Mayor del 80 y 81 desde el balcón del Ayuntamiento. Pero de todo lo que vi lo que más me enamoró fueron los castells. A medida que iba creciendo, mi interés por los castells también aumentaba, pero mis padres no lo veían del todo claro. Me llevaban a ver algunos ensayos para que estuviera contento y se callara. Años más tarde, de adolescente, ya me dejaba ver por el grupo: algunos ensayos, actuaciones… En 1990 fui a cerrar filas por San Félix y, unos días más tarde, recibí una carta de la pandilla agradeciéndome que hubiera participado en las piñas de San Félix. Esto me emocionó tanto que al año siguiente, en 1991, me apunté al grupo. Entonces tenía 17 años.

¿Recuerdas tu primer día con camisa?

Fue un día muy especial. Me hizo mucha ilusión ponerme la camisa verde por primera vez e ir hacia la plaza con la camisa y la faja. Era un deseo que tenía de pequeño y que se había hecho realidad. Además, me sentí muy orgulloso de llevar la camisa verde de los Castellers de Vilafranca, puesto que en casa siempre hemos sido simpatizantes. Pero también le tenía mucho respeto: yo admiraba muchos castellers y, de repente, estaba en el mismo grupo que ellos. ¡Sólo que me dejaran cerrar filas yo ya estaba feliz!

"Lo máximo al que puede aspirar un casteller de Vilafranca es descargar un castell por primera vez y que, además, sea por Sant Fèlix"

¿Cuál es el día que te ha hecho emocionar más?

Hay muchas fiestas especiales: el primer Concurso ganado, la primera torre de 8 descargada, el primer 3 de 10 cargado en 1998, evidentemente también la primera vez que te descalzas para subir, esos nervios… Pero el mejor recuerdo que tengo es la primera torre de 9 con forro y esposas descargada en 1995. Hacía muchos años que trabajábamos este castillo, fuimos los pioneros y habíamos hecho bastantes intentos, y gracias a no desfallecer nunca, no abandonar y creer que la haríamos, pudimos descargar -la por San Félix, y fue extraordinario. La insistencia tuvo su merecida recompensa. Fue una lección de valentía y autosuperación que me sirvió para la vida. La verdad es que fue un castillo que nos merecíamos muchísimo. Otro de los grandes momentos emotivos fue descargar el 3 de 10 por San Félix en 2013. Era un castillo que habíamos cargado en 1998 y también hacía muchos años que íbamos detrás con el objetivo de completarlo; era el primer castillo de 10 que descargábamos y, además, era San Félix. Que sea en esta fecha para mí tiene un valor muy importante: creo que lo máximo a lo que puede aspirar un casteller de Vilafranca es descargar un castell por primera vez y que, además, sea por Sant Fèlix. Personalmente también fue un día muy emotivo por temas familiares, ya que ese año había muerto Ignasi Trullàs y aquel 3 de 10 fue uno de los mejores regalos que pudimos hacerle a él, a Vilafranca, a la colla y al Jordi Simó, que también nos había dejado hace poco. No podíamos fallarles.

¿Cómo vives San Félix?

Para mí San Félix es el mejor día del año. Es un día muy especial, que preparamos desde principios de temporada y siempre estamos pensando en ello. Es un día de muchas vivencias y recuerdos, que paso y vivo desde muchos puntos de vista: casteller, familiar, con los amigos… Es muy diferente al resto de festejos, en los que normalmente llegas, actúas y te vas. Para mí, por Sant Fèlix cada hora del día tiene su momento: hay toda la liturgia de la mañana, tienes que intentar calmarte antes del día, desayunar bien… Hace años vivía el día con muchos nervios, pero cada vez los gestiono mejor. También existe el momento de entrar en plaza, que es muy especial: ves todos los castellers en la calle de Santa Maria, con la camisa verde entrando en plaza preparados para luchar por un mismo objetivo, que es hacer la mejor actuación. Y, por suerte, ¡en los últimos años siempre lo conseguimos! Y después ya viene la parte más festiva: el almuerzo familiar de fiesta mayor, la procesión, y finalmente la noche. Cuando el día va bien todo fluye, durante la noche la gente te felicita, hablas de castells con todo el mundo, y no te das cuenta de que se te hacen las 6 de la madrugada y todavía estás hablando de castells con un gintónic en la mano ! Es un día muy largo, muy especial y muy bonito.

Fuiste cabeza de piñas en el periodo 2008-2011, con David Miret de cabeza de grupo, pero ya empezaste a ayudarle al equipo de piñas en 1995 con el Melilla de cabeza de grupo. ¿Qué es lo mejor de ocupar este cargo?

Lo mejor fue el aprendizaje continuo. Ser cabeza de piñas es un trabajo estresante, ya que en los ensayos no paras de montar piñas y acabas agotado. Es una experiencia muy enriquecedora que te ayuda a tomar rasgos de liderazgo, ya que debes tratar de ser positivo siempre, no enfadarte, tener paciencia… y es importante también saber gestionar las caídas y las malas diadas. ¡No te puedes derrumbar, como cabeza de piñas! Además, cuando todo va bien es muy reconfortante que la gente te felicite por el trabajo bien hecho, los abrazos… Te impresiona mucho cuando viene un casteller mucho más veterano que tú, con lágrimas en los ojos para darte un abrazo y dar te las gracias.

"Formamos un equipo dinámico y ya hemos demostrado que estamos aquí para hacer, y para que pasen cosas importantes"

 ¿Qué responsabilidades implica ser jefe de piñas, forros y esposas?

Es un cargo complicado. No todo el mundo quiere o aspira a subir al tronco, pero en la piña la mayoría de gente tiene como objetivo ser titular en su posición o subir al forro ya las esposas. Gestionar estas cosas no es fácil, ya la hora de tomar decisiones debes valorar muchas cosas: aptitudes, condiciones, asistencia a ensayo, veteranía, talla… Al final, ocupas ese cargo para tomar decisiones y debes ser consciente de que no siempre van a gustar a todo el mundo, aunque las tomes desde el sentido común y mirando siempre por el grupo. Tienes que buscar el equilibrio entre la experiencia, la asistencia, la juventud y la veteranía. Es necesario saber empatizar con la gente en cada situación.

Joan Badell

 

Se te nota el cariño personal en el Penedès: la mayoría de fotografías de tu Instagram son de paisajes con viñedos, incluso tu clínica lleva el nombre de la comarca… Crees que los Castellers de Vilafranca han contribuido a hacerla visible en el resto del mundo?

Otra de mis aficiones es correr, deporte que practico habitualmente. Salir a correr por nuestros viñedos y montañas es una manera de mantenerme en forma, desconectar de todo y encontrar mi tiempo. Cuando veo algo interesante como unos viñedos que brotan, una uva que madura, una salida o una puesta de sol, paro, respiro y me gusta fotografiar al instante con el móvil. Los Castellers de Vilafranca somos una de las entidades más importantes y conocidas no sólo del Penedès, sino de Cataluña, y tengo claro que los nombres de Vilafranca y del Penedès los hemos hecho lucir muchas veces en todo el mundo. Somos grandes embajadores de nuestro territorio y de nuestra cultura. ¿Tú sabes al año cuántas veces salimos por los medios? No tiene precio esta promoción. Somos grandes promotores del Penedès y de Cataluña. Creo que tenemos un territorio muy potente, muy bonito, con un mundo del vino y del cava muy rico y que son nuestro motor económico, que se debe a un proceso a menudo poco valorado. Es admirable el trabajo que hacen tanto el viticultor, como el elaborador y el comercial, y pienso que debemos darlo a conocer y amar.

¿Te hubieras imaginado que llegarías a ser presidente de una de las colles castelleres más importantes del panorama casteller?

No, jamás me lo hubiera planteado ni imaginado porque yo siempre he tenido un perfil más técnico. Pero también creo que, cuando te proponen un cargo de esa envergadura o te llega la hora de liderar un proyecto, no debes tener miedo. Respeto, sí; pero no miedo. El miedo paraliza a las personas y hace que no actuemos. En esta vida, todo pasa por algún motivo y, si te llega el momento, debes afrontarlo con ilusión y agradecer esta oportunidad. En mi caso, yo estaba muy de acuerdo con el jefe de grupo y juntos trazamos un proyecto estimulante, con cambios y novedades. Trabajar con una persona rigurosa como Toni Bach, que tiene un montón de aptitudes, me hizo decidir que sí. Ya habíamos trabajado juntos en el equipo técnico de David Miret y sabíamos que nos entendíamos. Implicación, lealtad, innovación y comunicación son claves para hacer un buen trabajo en equipo, y si le sumas estimación en lo que haces y tienes una actitud positiva, tienes muchas opciones de que sea un período exitoso. Además, tenemos una manera de entender y hacer castells muy similar y marcamos unos objetivos muy similares. Tomé el reto de presidir el grupo y no me arrepiento.

¿Cómo trabajas con Toni Bach?

Trabajamos de una forma muy conjunta y transversal, con ayuda mutua y constante y mucho diálogo. Es muy importante que los dos líderes rememos juntos y en la misma dirección, y en este sentido trazamos los objetivos a alcanzar conjuntamente y los equipos técnicos y directivos se involucran de una manera evidente. Creo que formamos un equipo dinámico y ya hemos demostrado que estamos aquí por hacer, y para que pasen cosas importantes. Creer en lo que haces es la clave del éxito.

“Tengo el convencimiento de que volveremos a ganar el Concurso. ¡Que nadie dude! Pero primero hay que hacer un glorioso San Félix”

¿Con qué propósito presentaste a la presidencia del grupo?

Creo mucho en la mejora continua. Hace años que el grupo ha evolucionado muchísimo, pero siempre hay cosas que se pueden mejorar. Nos presentamos con muchos objetivos y con muchas ganas de trabajar. Los objetivos principales eran, entre otros, la reforma de Cal Figarot, la creación e implementación del ARIS, protocolizar y detallar todo lo que hacemos durante los años de mandato con el objetivo de que quien ocupe nuestro puesto después que pasemos por la dirección del grupo, encuentre una memoria detallada de todo lo que se ha hecho…

¿Y hoy, a media legislatura, crees que se están alcanzando estos objetivos?

Estoy muy satisfecho de los cambios y mejoras que hemos ido introduciendo en el grupo. Ya se ha visto que somos un equipo activo en todos los niveles, no estamos aquí para ocupar la silla, sino para trabajar, ejecutar y tomar decisiones. Para detallar algunas de las actividades que estamos llevando a cabo, creo que la comunicación ha mejorado y que debe seguir mejorando. También pienso en otras actuaciones, como que hemos ordenado las entradas a plaza de la colla, que hemos actualizado el escudo y la imagen gráfica de la colla, que Cal Figarot es ya un espacio cardioprotegido, que hemos organizado un montón de actos sociales , que hemos encontrado financiación para sacar adelante los nuevos proyectos de reforma de nuestra sede social y para la nueva red de ensayo, que hemos terminado la reforma de la nave y de los jardines, que hemos firmado convenios con nuevos patrocinadores y ya hemos empezado las obras de Cal Figarot… Y por el momento hemos ganado uno de los dos concursos que nos toca afrontar y hemos igualado en dos ocasiones la mejor actuación de la historia. ¡Pero aún queda mucho trabajo por hacer!

¿Cuál es el propósito para los dos años de mandato que quedan?

Nuestra voluntad más inmediata es que, una vez terminado Cal Figarot, podamos contratar a una persona que haga el mantenimiento y la limpieza del local. Sería un profesional que se encargaría de abrirlo y cerrarlo cuando haya ensayo, reuniones, actos…, y podría dedicarse a cosas que ahora, como todos somos amateurs, cuesta llegar. Hay mucho trabajo y creemos que ha llegado la hora de dar este nuevo paso adelante. También me hubiera gustado tener más definido un viaje intercontinental. Puedo anunciar que ya prácticamente tenemos el destino y estoy seguro de que llegará en 2019, pero debemos ser conscientes de que nos hemos centrado mucho en los castells y en hacer el cambio generacional, y que las reformas de Cal Figarot han centrado todos nuestros esfuerzos, tanto económicos como de gestión del tiempo. Preveo un 2018 extraordinario en muchos aspectos, tanto desde el punto de vista de los castells, como por las obras de mejora, como por el 70 aniversario de la colla. Y tengo el convencimiento de que volveremos a ganar el Concurso. ¡Que nadie dude! Pero primero hay que hacer un glorioso San Félix.

"A mí me toca encabezar y liderar todo esto, pero hay mucha gente detrás trabajando de forma altruista"

¿Cómo se compagina ser presidente de los Castellers de Vilafranca con su vida laboral y personal?

Ser presidente del grupo implica dedicar muchas horas, y cada día tienes cosas que hacer. Te toca hacer de todo: pensar mucho, responder llamadas de teléfono, mensajes, correos…, también tienes visitas protocolarias. Tienes que representar la pandilla donde sea necesario; asistir a reuniones; buscar patrocinadores; atender a los medios de comunicación; estar atento a temas más personales de gente del grupo; saber trabajar en equipo y delegar; realizar tareas de coordinación de salidas, como contratar los autocares, negociar nuestro caché para cada actuación… La parte más triste son los entierros y cuando visitas castellers lesionados; pero también es necesaria. Es más humana e incluso es gratificante cuando apoyas en momentos de tristeza. No descansas ni en invierno, ¡siempre hay algo que hacer!: cerrar las cuentas, preparar cenas de colaboradores, preparar la asamblea, marcar nuevos objetivos, negociar actuaciones… Lo importante, sin embargo, es hacerlo siempre desde el cariño al grupo y con muchas ganas. Por suerte, tenemos un equipo técnico y un equipo directivo con un montón de colaboradores que trabajan de una forma espectacular durante todo el año y regalan su tiempo en beneficio del grupo. A mí me toca encabezar y liderar todo esto, pero hay mucha gente detrás trabajando de forma altruista. Aprovecho esta ocasión para agradecerles su trabajo y colaboración.

¿Qué es lo mejor de ser presidente de los Castellers de Vilafranca?

Lo mejor es ver el funcionamiento de un grupo castellero desde el corazón. Tocas todo tipo de temas: técnicos, de niños, de protocolo, de gestión, de personas… Además, también te permite conocer a mucha gente, desde personas que están al frente de instituciones y empresas hasta alcaldes de las poblaciones a las que vamos a actuar. Tejes un núcleo de gente muy conocida, a veces incluso es difícil recordar el nombre de todos. Lo único negativo que veo es que falta tiempo para hacer todo lo que te gustaría hacer. Tienes que saber gestionar el tiempo, para tener equilibrio en todo lo que haces y tratar de llegar a todas partes.

“Mientras la gente tenga ilusión, compromiso y ganas, el grupo tiene vida por muchísimos años más”

¿Qué crees que tienen los Castellers de Vilafranca que no tengan los otros grupos?

Creo que tenemos dos grandes rasgos que nos diferencian. Primero, las ganas de liderar el mundo casteller: nunca cansarnos de hacer castells, las ganas de autosuperarnos, el talante competitivo, querer ganar siempre y el espíritu de sacrificio y compromiso. Y, por otra parte, la solidez humana que hay en el grupo: con los años van pasando equipos directivos y equipos técnicos, y más o menos todos estamos muy unidos y nos ayudamos unos a otros, sin problemas. Somos una roca en ese sentido. Este grupo ha aprendido a efectuar los relevos en los órganos de dirección sin traumas y con mucha madurez. En estos aspectos somos ejemplares y esto creo es admirable.

Veintisiete años después de entrar en el grupo, habiendo ocupado posiciones de responsabilidad… ¿Qué ha significado para ti formar parte de los Castellers de Vilafranca durante todos estos años?

Para mí es una forma de vivir. De hecho, de mis años de vida, he vivido más como casteller que no como no-castellero; una parte de mi vida ha girado en torno a esto muchos años. Es cierto que he cumplido mucho durante muchos años. Me hace feliz haber vivido todos los castells de gama extra del grupo, ya que desde 1995 hasta hoy no me he perdido ninguna. Es una manera de entender la vida, un sentimiento de cariño hacia un grupo que me ha regalado un montón de vivencias positivas y mucho aprendizaje y me ha permitido conocer a mucha gente excepcional, tanto de nuestro grupo como de otros grupos.

La colla celebra 70 años este 2018. ¿Cómo imaginas que serán los Castellers de Vilafranca en su centenario?

Dentro de 30 años me gustaría que el grupo siguiera creciendo. Desde el punto de vista de los castells no será fácil porque el nivel actual es muy alto y exigente, pero creo que es muy posible conseguir castells que todavía no se han visto. Y, si un grupo está en disposición de hacerlo, la nuestra es siempre una candidata. Creo que vamos por el buen camino. Hace ya muchos años que nos mantenemos en un nivel muy alto y hemos aprendido a vivir aquí arriba. Mientras la gente tenga ilusión, compromiso y ganas, el grupo tiene vida por muchísimos años más. Me gustaría que esta tradición en Vilafranca siguiera viva y que nosotros y la plaza más castellera seguiéramos siendo referentes del mundo casteller. Es muy importante que mimemos, respetemos y cuidemos la Fiesta de San Félix, una fiesta con más de 200 años de historia y que es patrimonio del mundo casteller.

Termina la frase: ser de los Castellers de Vilafranca es… un orgullo y un privilegio.

 

MARIA ZAPATER MATA

Entrevista original publicada en la edición número 48 de la revista El Figarot.